Con la bajada de temperaturas, llega también el desfile habitual de estornudos, mocos y dolores de garganta. Pero no todos los virus son iguales, y saber si lo que te ha atrapado es un resfriado o gripe puede marcar la diferencia entre tomártelo con calma o pedir refuerzos.
Aunque ambos son infecciones víricas y comparten algunos síntomas, su intensidad y evolución pueden ser muy distintas. Mientras que un resfriado suele ser molesto pero llevadero, la gripe puede dejarte fuera de combate durante varios días. Aquí van cinco claves para diferenciarlos sin margen de error.

1. La fiebre: la gran pista
La fiebre suele ser el primer gran indicador. En la gripe, aparece de golpe y no se anda con rodeos: puede superar los 39 °C y dejarte temblando en la cama.
En cambio, en los resfriados es poco común. Si llega a presentarse, suele ser ligera, rara vez pasa de los 38 °C y no dura mucho.
2. Intensidad de los síntomas
Si te sientes como si te hubiera pasado un camión por encima, probablemente estés lidiando con una gripe. Dolor muscular, escalofríos, cansancio extremo y necesidad imperiosa de cama son su tarjeta de presentación.
El resfriado, por su parte, es bastante más amable. Puede darte congestión nasal, algo de tos o irritación de garganta, pero en general te permite seguir con tu día, aunque con el pañuelo en mano.
3. Duración del malestar
Los síntomas gripales suelen ser más intensos, y también más persistentes. Pueden alargarse entre cinco y siete días, con una sensación de agotamiento que puede seguir dando guerra incluso cuando ya te sientes mejor.
El resfriado, en cambio, tiende a ser más breve. En tres o cinco días puedes estar de vuelta sin mayores secuelas.
4. Aparición: ¿rápida o lenta?
Otra diferencia clara está en cómo se presentan. La gripe llega de forma repentina. A veces basta una tarde para pasar de estar bien a encontrarte fatal.
El resfriado suele avisar con más calma: un poco de picor en la garganta, algo de moqueo… y poco a poco va ganando terreno.
5. Dolores corporales: nivel alerta roja
La gripe es generosa con los dolores: músculos, articulaciones, cabeza… todo duele. Si el cuerpo entero te pide tregua, es una señal bastante clara.
En el resfriado, los dolores son más localizados y suaves. Lo más habitual es que se concentren en la garganta o vengan acompañados de una tos molesta pero soportable.
La tos: otro detalle revelador
Aquí también hay diferencias importantes. Con la gripe, la tos suele comenzar siendo seca y rápidamente se vuelve productiva: aparece mucosidad que se moviliza desde el pecho hacia la garganta.
En los resfriados, la tos tiende a ser más ligera, seca y constante. Está provocada sobre todo por el goteo nasal y la irritación en la garganta, no tanto por mucosidad profunda.

¿Cuándo hay que ir al médico por un resfriado o gripe?
Aunque la mayoría de los casos se resuelven con reposo, hidratación y paciencia, hay señales que no conviene ignorar. Aquí van algunas situaciones que justifican una visita al médico:
- Fiebre alta y persistente. Si supera los 39 °C y no baja con antitérmicos, conviene consultar.
- Dificultad para respirar. No es normal. Puede indicar complicaciones como bronquitis o neumonía, así que mejor no dejarlo pasar.
- Síntomas intensos que no ceden. Si tras una semana sigues igual o peor, toca revisar qué está ocurriendo.
- Dolores inusuales. Presión en el pecho, dolor agudo al respirar o molestias que no encajan con un cuadro leve deben ser evaluadas.
- Empeoramiento repentino. Si empezabas a mejorar y de repente todo se agrava, puede haber una infección secundaria en juego.
En cualquier caso, escuchar al cuerpo es fundamental. Si algo no encaja o sientes que no te estás recuperando como deberías, mejor pecar de precavido.
Desde Fisiotórax, especialistas en fisioterapia respiratoria, te recordamos que un tratamiento adecuado no solo puede aliviar los síntomas, sino también acortar los tiempos de recuperación. Sobre todo si la gripe o el resfriado se complican.
Si tienes síntomas, cuídate, descansa y, si hace falta, busca ayuda.