Cómo hacer un lavado nasal: La guía definitiva para principiantes

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¿Alguna vez te has preguntado cómo hacer un lavado nasal correctamente? ¡Estás en el lugar adecuado!

En esta guía definitiva para principiantes, desglosaremos los pasos, exploraremos los beneficios del lavado nasal, y te daremos algunos consejos. Así que prepara tu solución salina y acompáñanos en este viaje por las fosas nasales.

Antes de que te desanimes pensando que esto suena complicado, ten presente que la práctica hace al maestro ¡y tú también puedes convertirte en un experto!

¿Qué es el lavado nasal?

El lavado nasal es una técnica sencilla pero tremendamente efectiva para mantener nuestras vías respiratorias despejadas y saludables. Especialmente en épocas de resfriados, alergias o problemas sinusales. Además, este proceso no solo ayuda a aliviar la congestión, sino que también promueve una mejor salud respiratoria en general.

Esta técnica consiste en irrigar las fosas nasales con una solución salina, con el objetivo de eliminar mucosidad, alérgenos y otros contaminantes que pueden afectar nuestra salud respiratoria.

Esta práctica ha sido utilizada durante siglos, especialmente en la medicina ayurvédica, y ha ganado popularidad en los últimos años en la medicina occidental como una forma natural de aliviar síntomas de congestión nasal y sinusitis.

Puedes solicitarnos una consulta online de fisioterapia respiratoria y te ayudaremos con todas las dudas que tengas.

Beneficios del lavado nasal

  • Alivio de la congestión: Si alguna vez has sentido que tu nariz está más congestionada que un lunes por la mañana, sabrás lo incómodo que puede ser. Un buen lavado nasal puede despejar esa congestión rápidamente.
  • Prevención de infecciones: Una nariz limpia también actúa como una barrera contra gérmenes y virus.
  • Mejor oxigenación: Al liberar las fosas nasales, mejorarás el flujo de aire a tus pulmones.
  • Aumento de la comodidad durante alergias: Para aquellos que sufren de alergias estacionales, el lavado nasal, reduce esos molestos estornudos y picazones.
  • Reduce la tos: eliminar el moco instalado en la parte posterior de la nariz, reduce efectivamente la tos nocturna.

¿Qué suero necesito?

Depende del momento en el que vayas a realizar el lavado nasal o la finalidad de este usaremos un tipo de suero u otro, incluso se puede usar agua de mar isotónica.

Suero fisiológico o isotónico.

Estos sueros tienen una baja concentración salina: 0’9% (Fisiológico). Además algunos van enriquecidos con otras moléculas tipo Ácido Hialurónico, Xilitol, Ectoína, etc (Isotónicos).

  • Para lavado rutinario, cuando no estamos en proceso vírico: suero fisiológico es suficiente para barrer suciedad y gérmenes de nuestras fosas nasales.
  • Rinitis, inflamación o sequedad de los tejidos de la nariz: para esta ocasión, que no solo queremos arrastrar los mocos que haya, si no que queremos hidratar y bajar la inflamación, podemos usar los sueros Isotónicos enriquecidos con Ácido Hialurónico, Xilitol y Ectoína. Además también es muy efectivo para estos momentos usar agua de mar isotónica.

Suero hipertónico.

Estos sueros tienen una alta concentración salina: a partir de 2%, los más comercializados van al 3%. También los venden enriquecidos con Ácido Hialurónico, Xilitol, Ectoína, etc. Hay que tener en cuenta que este tipo de suero, aunque funciona muy bien, pica y deja sensación de picor unos minutos tras el lavado.

  • Catarro y congestión nasal: Es en este momento, cuando el moco en nariz sea espeso y colapse nuestras fosas y senos, cuando usaremos el suero hipertónico 3% o agua de mar hipertónica.

Irrigador nasal ¿Jeringa, botella o lota?

Hay muchos tipos de dispositivos en el mercado para hacer los lavados nasales, siendo las jeringas más indicadas en niños y las botellas y lotas para los adultos.

1. Reúne tus materiales.

  • Irrigador nasal: Elige el dispositivo con el que te sientas más cómodo.
  • Solución salina: Decide qué suero o agua de mar debes usar según la situación en la que te encuentres.
  • Un lavabo: Idealmente, deberías hacerlo sobre un lavabo para evitar mojar los alrededores.

2. Posición.

La mayoría de las personas prefieren inclinarse hacia adelante sobre el lavabo con la cabeza ligeramente girada hacia un lado, pero sin pasarte para que la solución no se dirija hacia el oído.

Debes tener la boca abierta, y mientras estás metiendo la solución por la nariz, debes respirar por la boca. Presta mucha atención a la respiración, si intentas respirar por nariz la solución viajará hasta tu garganta, pudiendo provocarte tos. En este caso puedes optar por escupir o tragar.

3. Introduce la solución.

Toma el irrigador nasal y coloca la boquilla en la fosa nasal que está más arriba (esto dependerá de cómo hayas girado la cabeza). Con suavidad, presiona la botella gradualmente o inclina la lota para que empiece a fluir el agua a modo «regadera». No fuerces el flujo; debe ser constante pero suave.

4. Deja que fluya

A medida que introduces la solución, deberías sentir cómo fluye a través de tus fosas nasales y sale por la otra fosa. Si no sale por la otra fosa, puede haber una gran obstrucción, insiste varias veces y ves cambiando de orificio nasal para limpiar bien todas las zonas.

6. Limpieza final

Después de terminar, asegúrate de sonarte suavemente la nariz para eliminar cualquier residuo adicional de moco o solución salina. Evita sonarte con demasiada fuerza, ya que esto puede causar molestias.

Sigue estos pasos y verás lo fácil que es incorporar el lavado nasal a tu rutina diaria. ¡Con práctica y paciencia, pronto te convertirás en un experto!

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